Parque Nacional Izta -Popo

Decidimos celebrar el ultimo día del 2017 y el primero del 2018 muy alto, lo más cerca de Dios que nos sea posible dentro de nuestras posibilidades. Así fue que temprano por la mañana llenamos de combustible el tanque y nos dirigimos rumbo al Parque Nacional Izta - Popo, 100 kilómetros al Sureste de la Ciudad de México.

Desde la carretera pudimos divisar primero el Iztaccihuatl, conocido como la mujer dormida, la tercer montaña más alta de México, ahí nos dirigíamos. Más tarde apareció el Popocatépetl, el segundo pico más alto del país, el eterno guardián de esta parte de México, con sus fumarolas constantes, esperemos este volcán no desate su furia incontenible por lo menos en las próximas horas.

Llegando a Paso de Cortes, nos registramos y seguimos con el coche cuesta arriba unos 9 kilómetros mas, hasta llegar a la Joya en donde está el estacionamiento y montamos nuestra tienda de acampar. Esta tarde, la última del año, la tomamos en plan relax, para conocer un poco los alrededores, comer, prender una fogata por la noche y brindar con vino por el año que se va y por el 2018 que asoma.

La noche fue muy fría, tanto que la tienda y el lugar amaneció con una fina capa de hielo, claro era de suponer, estamos a 3800 metros de altura y es invierno. Después de desayunar empezamos el 2018 ascendiendo la montaña. La primera parte hasta el primer portillo es relativamente fácil, sabiendo controlar la respiración no hay mayores dificultades, el camino está marcado, el cielo es azul, en el horizonte se ve la capa de smog que cubre a la ciudad. Desde el segundo Portillo en adelante el camino se dificulta un poco, el cansancio se hace notar y el paisaje es hermoso. Árido en su totalidad, caminando casi por un precipicio con la nada misma debajo perdiéndose entre la niebla que de apoco empieza a subir y a cubrirnos. En un día claro se vería el Popocatépetl, pero este no fue el caso. Finalmente llegamos al tercer portillo, a 4370 metros de altura, luego de casi 3 horas subiendo. Debido al horario y a las cambiantes condiciones climáticas de la montaña decidimos no seguir adelante y postergar para otra oportunidad la llegada a la zona de refugios. Desde la zona de refugios hacia adelante se recomienda el uso de crampones y es la parte más difícil de la subida para llegar a la cumbre de esta montaña.

La bajada fue más distendida y llegando a nuestro campamente empezó a nevar lentamente, estos pequeños copos de nieve nos hicieron replantear el pasar otra noche acampando. Desmontamos la tienda, nos subimos al coche, compramos una sopa de hongos y unos churros en Paso de Cortés, los cuales  fuimos comiendo en nuestro regreso a la civilización.